domingo, 19 de agosto de 2012

Despreocupada



No me acostumbro a que me defrauden.

Primero pensé que te habías despistado,
pasó el tiempo,
dejé de preocuparme por si te habías despistado.

Luego pensé si te había pasado algo,
avanzó el tiempo,
dejé de preocuparme por si te había pasado algo.

Más tarde creí que te había hecho algo,
caminó el tiempo,
sinceramente, dejé de preocuparme por si te había hecho algo.

No me gusta pensar que fue un capricho y luego una decepción,
sino que fui una sensación 
que tuvo algo de ilusión,
pero que no quiso ser sentimiento
para no morir en relación.
No me inquieta que, para mí,
es probable que fuera,
es sincero que diga
que algo de razón en todo esto había.


Nunca tuve la oportunidad de explicarme,
dejé de preocuparme por no poder explicarme.
Y ahora solo creo,
que en el camino nos encontraremos.
No hay duda,
no me preocupo,
porque las lecciones de moral
muchas veces se aprenden solas, NO se dan.


No sé vivir dandole trabajo extra al cerebro,
no sé vivir con mal sabor de boca,
no sé vivir con las cosas que empiezan y  no sé como terminan,
no es bueno vivir con un vacío que no se llena 


Pero no me preocupo
mi infelicidad no me la escribe nadie
mi felicidad se la merece todo el mundo.
No me preocupo.




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