martes, 26 de junio de 2018

Cuando nace la empatía...

Empatía:
A partir del gr. ἐμπάθεια empátheia.
1. f. Sentimiento de identificación con algo o alguien.
2. f. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.

Antes de ser madre, la empatía por y hacia los niños en mi era cero absoluto, me refiero, sí, sabía que existían, sí era capaz de saludarles, preguntarles tal o cual cosa, comprarles un regalo, etc...pero hasta ahí.(nótese la ironía)
No es que, estuviera falta de ella, simplemente, tenía una idea equivocada del concepto.
Tras ser madre, soy perfectamente capaz de, transparentarme hasta ser ellos, incluso sentir el dolor que alguien les está haciendo, aunque sea una chorrada , les pongo varios ejemplos que me han pasado:

Una tienda cualquiera en la que me hallo buscando una camiseta básica para Unai, dos madres con sus dos niñas de, aproximadamente cinco años cada una, las madres se afanan buscando tallas y las niñas pues, correteando ajenas a la tarea de comprar, la madre de una de ellas gritando, repito, gritando a su hija- Julia, ven aquí! te he dicho que estés a mi lado. La niña, va a su lado y vuelve a juntarse con la otra niña al rato -Julia, te he dicho que vengas aquí, mil veces te he dicho que como no te portes bien no hay regalo...
A mí ya los oídos me estaban chirriando, fui a buscar a una vendedora para que, prácticamente ya me dijera dónde estaba lo que estaba buscando para largarme de allí.
Y las madres- ay ésta talla le servirá, Julia me estás haciendo chillar en medio de la tienda, ven aquí o no hay regalo que valga (a todo ésto decir que las niñas estaban a dos metros de sus madres, no a medio kilómetro)
Yo estaba sintiendo sus chillidos en mi tímpano, y su miedo en mi piel.
Con tan mala suerte que la camiseta que quería estaba en el perchero de ropa donde andaban mirando
-Julia, antes de venir me dijiste que te ibas a portar bien y yo te dije que si era así te compraba un helado pero ahora no te lo mereces, ¿me estás oyendo? ¿vas a estar así todo el día? y la zarandeó hasta llevarla a donde estaban.
La otra niña se quedó perpleja y le dijo -vale , vale ya vamos, pero no es necesario que la trate así.
Su madre la mandó a callar- ¡oye niña! qué vergüenza me haces pasar.

Dos cosas importantes:Una: puedo entender a las madres estresadas, he pasado por ello, los niños pueden sacarte de las casillas, hacerte pasar vergüenza, no dejarte hacer nada, hacerte gritar y demás cosas, a saber qué había sucedido esa mañana al despertarse, o en el desayuno, o en el almuerzo para esa reacción.
 y, dos:cada persona educa a sus hijos como mejor cree hacerlo y no me voy a meter con ello, cada familia, cada casa, cada madre, cada niño es un mundo y no pretendo juzgar nada tampoco...
Pero, cuando una niña de cinco años te está diciendo que, no es necesario que la trate así, si, ni aún así, eres capaz de pedirle perdón a tu hija, es que, perdona, pero no me puedo poner de tu lado por mucho que intente meterme en tu piel y no en la de tu hija.
En una de éstas que la niña llorando estaba en un rincón y yo me dirigía a pagar, desde la lejanía, le dediqué una sonrisa de , espero, alivio...solo eso. Me largué de allí cagando leches con la revoltura con la que me dejó la situación, prometiéndome a mi misma y razonando el porqué esas situaciones que, antes no me parecían relevantes, hoy, me atacan el pecho como un puñal.

En otra situación, nos disponíamos mi hermano, Unai y yo a comer en un sitio, Unai se sentó jugueteando con un coche, mi hermano miraba la carta, yo fui a por comida, y nos pasamos el almuerzo, Unai aleguetiando en chino y asombrándose de la gente que pasaba,y ñam ñam qué rico ésto mami y el coche de bomberos y bla bla bla...
Cuando iba a pagar vi en una mesa a una familia: padre , madre e hijo casi de la misma edad que Unai, comiendo en la misma mesa, padre con móvil, madre con móvil e hijo viendo dibujos animados en una tablet...
Díganme si tampoco en ese caso son capaces de ponerse en el lugar del hijo.

Podría poner diferentes casos en los que, repito, son sus familias, es su educación y es su historia, no quiero juzgarla, solo la cuento desde la perspectiva del niño,  y la cuento desde esa empatía que nace o se perfila mejor cuando se es madre, pero no con la empatía propiamente dicha que aprendiste en el diccionario, esa que creías haber conocido y sabías de memoria, esa que intentaste recuperar cuando  dejaste de ser niño y te convertiste en adulto , hablo de la empatía REAL, la que duele, en la que eres capaz de anteponer su bienestar por encima de todo, capaz de llorar si él llora, capaz de llorar si otro niño ríe, capaz de defenderlo, capaz de ponerle nombre y de reconocer todas sus emociones, capaz de sentir frío, calor...
Y es que, el puerperio sigue ahí presente aunque pasen los cuarenta días.
Y los niños vienen a enseñarte que puedes sacar lo mejor o lo peor de ti si lo permites.
Y cada día se aprende una lección nueva si la sabes ver.

 Y, como, ellos saben ver cosas que a veces los adultos ya no vemos...para muestra un botón...
¡Saludos agasajados!