lunes, 13 de abril de 2009

LXIX


LA MÚSICA

¡A menudo la música me invade como un mar!
Hacia mi blanca estrella,
bajo un techo de bruma o en un vasto éter,
me hago la vela;

con el pecho hacia delante y los pulmones hinchados
igual que la tela,
escalo el lomo de oleajes apretados
que la noche me oculta;

siento vibrar en mí todas las pasiones
de un bajel que sufre;
el viento favorable, la tempestad y sus iras
sobre el inmenso abismo me mecen.
Otras veces, bonanza ¡gran espejo
de un ser desesperado!

CHARLES BAUDELAIRE.

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